Con la despedida de los acampados de Cataluña hoy lunes, ayer lo hacíamos con los de Madrid y Castilla, damos por concluida la 28 edición del Campamento San Gabriel. Ciertamente, como dirían los enólogos ante un buen vino: “el retrogusto será prolongado en el tiempo”. Han pasado casi quince días y no nos hemos dado ni cuenta. Atrás quedan las caminatas, las visitas, las noches de saco de dormir, el cine de verano, la contemplación del precioso cielo en la noche castellana, la comidas de campaña...y así podríamos ir citando diferentes momentos del Campamento, pues cada uno de ellos ha sido especial. Bajo el lema “Arraigados y edificados en Cristo, firmes en la Fe” Un equipo conformado por 150 acampados y 28 monitores hemos trabajado durante trece jornadas diferentes temas y valores orientados a la celebración en el mes de agosto de las Jornadas Mundiales de la Juventud con el Santo Padre. Aunque cada año despedimos la edición del Campamento en la creencia de que será difícil superar la próxima edición, los niños y jóvenes nos sorprenden siempre positivamente al tiempo que nos evangelizan. La edición 2011 del Campamento ha sido muy especial. Las risas, el trabajo cooperativo y las dinámicas han vuelto a sembrar de alegría cada rincón de nuestra casa de La Aguilera ¡qué recuerdos! Miramos ahora la plaza del campamento, ya con las tiendas desmontadas, y quedan las marcas dejadas por las tiendas en el jardín. Como siempre, la vida triunfará y volverá a nacer hierba allá donde ahora parece no existir. Esa marca desaparecerá, pero la huella que el Campamento ha dejado en acampados y monitores permanecerá imborrable en el tiempo. Vivo ejemplo de que Jesucristo ha decidido acampar entre nosotros. En la tranquilidad y el silencio que ahora reina en La Aguilera, ya comenzamos a pensar en la próxima edición del Campamento San Gabriel en la idea de que el verdadero campamento comienza desde hoy. No queremos despedir estas líneas sin reconocer el esfuerzo del equipo de monitores para el éxito de esta actividad tan arraigada en nuestra Institución. Queridos monitores: gracias por vuestra entrega generosa al servicio de la educación de nuestros niños/as y jóvenes y por compartir la ilusión de que un mundo mejor, donde reine la fraternidad y la alegría verdadera, no es una utopía ¡ADELANTE!